en comienzos
Corría el
momento en el cual debíamos acercarnos peligrosamente,
Yo sobre
ti, tu sobre mi
Sin saber
que el segundo, acaso minuto, tal vez hora o soñando un día,
Llegaría a
nuestro caudal de placer
Era definitivamente
eso lo que más me atormentaba
Tal vez no
saber
Ni pensar
O comprender,
que tu estabas dispuesta
Mientras que
yo estaba impaciente
Pero sin
que existiera razón cierta
Entregaste el
dulce sentido de tu alma
A mi bella canción
de octubre
Porque será
entonces que no podemos apaciguar como entonces nuestros corazones cansados y cándidos
de hemorragias?
Lo sabes,
no creo
Lo sé,
imposible.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home